martes, 22 de enero de 2013

Heinz Kohut y la Psicología del Self.




Heinz Kohut (1913-1981) es otro de las mas influyentes psicoanalistas norteamericanos del siglo XX.  Nació en Viena, donde se formo como médico y psicoanalista, y en 1940, como tantos otros, abandonó Austria y emigró a Estados Unidos  anticipándose a la persecución Nazi.

En EEUU desarrolló una carrera notable y exitosa. Fue presidente de la Asociación Americana de Psicoanálisis (1965-65) y vicepresidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional (1965-66). Su legado incluye importantes contribuciones para el Psicoanálisis y, mas allá, para la psiquiatría de orientación dinámica.

Como otros innovadores (Rogers, Winnicott), su campo de investigación partió del estudio de personas con trastornos de personalidad, que en su momento se consideraban en el limite de lo considerado analizable. Sus aportaciones teóricas propusieron una modificación de la forma de entender el narcisimo en psicoanálisis y de las formas de transferencia posibles en personas con organizaciones narcisistas de la personalidad. También propuso modificaciones técnicas de importancia, desde su manera de entender la relación analítica.

Antes de describir sucintamente sus aportaciones, es interesante describir su evolución personal y profesional en la relación con las sociedades psicoanalíticas  de su tiempo. Como se ha indicado, Kohut fue un psicoanalista destacado, inscrito en las sociedades psicoanalíticas mas ortodoxas de su tiempo. Sin embargo, como a otros, a medida que progresaba en su experiencia profesional, su forma de percibir y pensar  la práctica y la técnica le apartaba del estilo dogmático y autoritario del legado freudiano. También, como tantos otros, sentía la responsabilidad de no debilitar ni de introducir polémicas dolorosas en el seno de la comunidad psicoanalítica. Y, como otros ,lo que hizo fue tratar de situar sus aportaciones de manera que no entraran en conflicto con las opiniones ortodoxas. Al igual que otros (Melanie Klein, Winnicott) su investigación le orientó al el terreno de lo pre-edípico, es decir, al terreno menos específicamente teorizado por Freud. Allí podía hacer sus aportaciones sin la preocupación de entrar en conflicto con al Maestro.

Su primer trabajo importante “Analisis del Self” (de 1971) , fue un esfuerzo para desarrollar sus propios puntos de vista, a partir de su práctica, tratando de ampliar el modelo pulsional freudiano, especificando que sus hallazgos se referían a un grupo especifico de pacientes, proponiendo ideas pensadas para “refinar la técnica”, sin entrar en conflicto con la opinión dominante. Sin embargo, en su segundo gran trabajo, “La restauración del self” (1977), como Mitchell destaca, Kohut declara abiertamente que, en su opinión, el modelo pulsional no podia explicar las observaciones generadas por el trabajo con pacientes con “trastornos narcisistas”. Y ya no puede evitar la colisión con las ideas psicoanalíticas dominantes.

 Las divergencias son muy amplias al final de su vida, cuando Kohut publica en la International Journal of Psychoanalisis el articulo  “Los dos análisis del Sr. K.”. En él explica y muestra con un caso clínico, las diferencias entre un análisis conducido mediante el método freudiano ortodoxo y segundo análisis del mismo paciente basado en sus ideas teóricas y técnicas. Algunos insinúan que el texto no seria otra cosa que una revisión de su propio análisis contado como si fuera el de otra persona, argucia que tiene precedentes en la historia del psicoanálisis. El autor escribe detalladamente en “Los dos análisis del Sr. K.”, un primer análisis basado en la técnica clásica basada en el análisis de las resistencias a los contenidos inconscientes de naturaleza edípica (rivalidad, hostilidad  inconscientes con el padre), y de sus correlatos de contenido sexual pulsional. El análisis, correctamente conducido, termina en una especie de resignada aquiescencia del paciente, con cierta estabilidad clínica pero sin afectar a los núcleos esenciales de la personalidad del paciente y sin tocar de manera significativa el estilo relacional del mismo. Tras algún tiempo el paciente pide análisis otra vez. Esta vez, el análisis es conducido según las nuevas ideas de Kohut y del Analisis del Self. El nuevo análisis permitió iluminar aspectos de la personalidad de la persona de manera nueva y lo que es mas importante, operaron un cambio terapéutico de una profundidad mucho mayor.

Trabajando con pacientes con trastornos de personalidad como el anterior, Kohut encuentra que el psicoanálisis clásico freudiano, no lograba en la practica la profundidad necesaria para poder ayudar a esos pacientes. Tratare de exponer algunas de sus mas importantes y centrales concepciones.

Para empezar, Kohut en su trabajo con pacientes con trastornos narcisistas suspende su marco de referencia propio, que, como en el 1º análisis del Sr. K. ofrecería el repertorio tradicional de interpretaciones clásicas, y que interpretaría los desencuentros del ese abordaje con el paciente (irritabilidad, rechazo, indiferencia, aceptación pasiva), como otras tantas formas de resistencia. En su lugar adopta otro que denomina de “inmersión empática” o de “introspección vicaria”, que en esencia consiste en abandonar el esquema clásico de interpretación, no apresurarse a interpretar, y en su lugar tratar de comprender las cosas desde el punto de vista del paciente. Esta aproximación empática al paciente es lo que le permitió “percibir el sentido” de  ciertos elementos que antes no eran considerados.

En segundo lugar, la mayoría de esos fenómenos que no funcionaban bien al ser considerados en el escenario edípico (en el de la sexualidad, la rivalidad, entrada a la cultura y la neurosis), pasaron a ser considerados por Kohut en el terreno preedípico, es decir, el de las condiciones de entrada a la posibilidad de entablar una relación con los demás. Aquí Kohut se apartó de los conceptos metapsicológicos freudianos clásicos (Inconsciente, Preconsciente, Consciente; Yo, Ello, SuperYo) y construyó los suyos propios: el Self, los Objetos-Self. Y aquí, como subraya Mitchell,  su forma de contemplar las cosas comenzó a diverger claramente de Freud.

En el Prologo de “Análisis del Self”, una obra ambiciosa, llama poderosamente la atención la forma en que presenta inicialmente el concepto de Self: como algo que se percibe de manera natural en la práctica analítica. Pero también algo que produce un concepto de “bajo nivel” en comparación con Ello, Yo, SuperYo, que serian conceptos de “alto nivel”. Como si fuera ya un concepto sobradamente sabido, no se preocupa de definirlo mas que lateralmente. Cita ideas de Hartman (el narcisismo sería “la catexia del self”; el Self no es lo mismo que el Yo). Cita a Erikson (la imortancia de adquirir y mantener una “identidad”, así como los peligros a que esta expuesto ese contenido preconsciente). Cita a Mahler (el tema de la cristalización de una existencia psicobiológica separada a partir de la matriz de unión madre hijo). Kohut menciona una posible pero inadecuada confusión entre la “catexia del self” y la “catexia de las fuciones yoicas”, y se esfuerza por situar el Self en la segunda tópica freudiana, de una manera que resulta mas bien confusa. Así , segun Kohut, podríamos encontrar representaciones del Self “diversas y contradictorias,  no solo en cada una de las instancias psíquicas (Yo, Ello , Superyo) sino posiblemente mas de una en cada instancia”. El Self de Kohut en 1971, ya es “a manera bastante análoga a las representaciones de objetos, un contenido psíquico distinto de cualquiera de las instancias”.

A renglón seguido, Kohut subraya otro de sus descubrimientos clínicos: una falsa oposición entre la libido objetal y la narcisitica. Anuncia su plan de demostrar como “algunas de las experiencias narcisísticas mas intensas son relaciones con objetos: objetos que están la servicio del Self y de la preservación de su investidura instintiva, o que son vividos como formando parte del Self: los “Objetos-Self”.

Mitchell ubica la obra de Kohut entre los teóricos de “modelo mixto”, es decir, que trata de preservar su adscripción al campo psicoanalítico ortodoxo (al modelo pulsional) a la vez que hace aportaciones epistemológicamente no congruentes con el modelo pulsional. Por ejemplo, destaca que en la definición del Self de 1977 (“un centro de iniciativa y receptor de impresiones”), el Self parece ya disponer de algunas de las  funciones usualmente adscritas a otras instancias del modelo pulsional. El Self es ya un agente concebido con actividad propia, y que no se limita a administrar de alguna manera la energía libidinal de las pulsiones. Asi tenemos ya la versión mas acabada del Self, un agente activo que formaría parte de la dotación original del infante, y que lo hace apto para las primeras y borrosas interacciones. Como diría Goldberg, el Self es el “locus” de las relaciones. Es mas que una representación, es un agente puramente funcional que emerge en las relaciones y para las relaciones.

Para Kohut, el infante nace normalmente en un entorno humano empático y reactivo, que necesita para su desarrollo. Habría una convergencia entre el naciente Self del infante y las expectativas del entorno, especialmente de los cuidadores. La repetida interacción con los otros, va poco a poco construyendo el Self infantil y lo va dotando de sus propiedades de continuidad, cohesión y resiliencia. Para Kohut, cuando el Self del infante interacciona con objetos, no percibe una clara delimitación con éstos. Mas bien, el Self se formaría en esquemas de relación con lo objetos que denomina Self-Objetos. Es decir, se organizaría  una multiplicidad de esquemas Self / Self-Objetos. En esto vemos con Mitchell un contacto total con las propuestas preacciónales.

Si no me equivoco, el Self-Objeto podría describirse entonces como aquella parte del partener que se ajusta (empáticamente) con el infante, tal y como es percibida y representada por el infante. El Self-Objeto, pues, no es una creación del infante ya que depende de los otros, y de la forma en que los otros comparecen y se ajustan a él, pero se construye en el aparato psíquico del infante y forma parte de él. El desarrollo psíquico y emocional del Infante se produce por una especie de sintonización Self / Objeto-Self, y depende de la manera en que éste es capaz de responder o no a sus necesidades y demandas. (Los seguidores de Kohut abrevian esta descripción y hablan de relaciones de Objeto-Self para referirse a as relación Self / Objeto-Self)

Kohut describe dos tipos de necesidades narcisísticas que necesitan ajustarse en este proceso. Primero la de exhibir las nacientes capacidades y de ser “admirado” por ello. Ello configuraría un núcleo saludable de “grandiosidad y omnipotencia”. Segundo, necesita forma una representación idealizada de uno de los progenitores, y experimentar una especie de fusión con ese Self-Objeto idealizado. Existiría una evolución en estas relaciones a medida los fracasos el ajuste empático con los otros introduce una confrontación a la realidad que abre paso a graduales decepciones.

Con el paso del tiempo y la interminable sucesión de sintonizaciones y pequeñas decepciones, mediante el proceso que Kohut denomina de “internalización trasnmutativa”, el aparato psíquico se organiza de manera estable y permanente, alrededor de esas relaciones de Self-Objeto.

Si en un principio Kohut constuyó sus ideas de manera que no entraran en conflicto con la casa común de la metapsicología freudiana, en sus últimos años pareció liberarse de esa necesidad, y propuso una verdadera reinterpretación de la teoría psicoanalítica.

La causa de la aparición de psicopatología, para Kohut sería una falta crónica de empatía parental. Reinterpretó los rasgos pulsionales que a veces se encuentra en la  clínica (orales, anales), o los rasgos perversos, no como modos de presentación de elementos pulsionales elementales desintrincados, sino como el resultado de fracasos mas o menos graves de la conexión empática con los referentes paternos, que emergen en la relación como amenazas a la integridad del Self. Por ejemplo, ante anomalías de constitución, ante la inexistencia de un Self adecuadamente cohesionado, las zonas erógenas podrían operar como principios organizadores, como parte del proceso de “desintegración” de la vida psíquica de la persona. Así se integrarían también los rasgos psicopatológicos de los progenitores. La inclusión en la crianza por los progenitores, fuera de los canales empáticos de preocupaciones por la alimentación, la excreción, la disciplina etc. podría inscribirse en el infante como síntomas o rasgos perversos disociados, sin necesidad de proponer una disposición pulsional perverso polimorfa innata.

Kohut se mostró critico con la concepción fatalista de hostilidad, rivalidad y culpa del Edipo Freudiano. Para Kohut, la pretensión freudiana de ubicar el psicoanálisis en el campo de las ciencias naturales, adoptando un punto de partida quasi-biológico, al hacer de la pulsión el centro del sistema teórico, en lugar de construir un “Homo Natura” en interacción con su entorno, construyo un “Hombre Culpable”, en lucha contra sus fuerzas instintivas, nunca suficientemente domesticadas, hacia una madurez caracterizada por hacer virtud del hábito de la renuncia instintiva. Kohut opone a ello la concepción de un” Hombre Trágico”, que trata de poner en marcha el programa de vida que alberga en su profundidad, nunca con bastante éxito.

Kohut también revisó la concepción Freudiana del Complejo de Edipo. Para Kohut, la visión freudiana del Edipo como conflicto inevitable y normativo es pesimista y en realidad solo describe bien las formas disfuncionales de emergencia de la crianza. Kohut se pregunta por que no tomar en cuenta las formas exitosas de atravesamiento de la infancia y emancipación. Por qué no tomar en cuenta los fenómenos de legitimo orgullo y reconocimiento paterno, de triunfo de la transmisión a la siguiente generación. (Y opone al mito de Edipo el de Ulises y Telémaco).