domingo, 11 de octubre de 2009

Lulu, de Alban Berg, en el Real.


Interesante la representación en el Real de "Lulú" de Alban Berg.
Uno, que es espectador episódico de la Opera, asiste siempre un poco abrumado a un espectáculo tan masivo.
La puesta en escena es sobria, contemporánea, minimalista, quizás un poco demasiado espartana si se compara con otras producciones; un tapiz blanco, unos paneles de vidrio traslúcido, pocos elementos de vestuario; todo sobrio y elegante pero como decía, con perdón, algo parco para tres horas de espectáculo.
La orquesta presenta una interesante sección de percusión que aporta mucho color tímbrico, y es solvente, al menos a mis oídos. Ejecuta una partitura de casi tres horas de duración con armonías atonales, nada fáciles. Una de esas óperas en las que sales sin recordar un solo pasaje melódico. Siempre me he preguntado como los cantantes, que no leen la partitura, pueden memorizar las melodías.
Lulú es un personaje atractivo, de principios de siglo XX, representado de manera un poquito fría pero muy profesional por Agneta Eichenholz, una soprano que da vida a un personaje a mitad de camino del mito de la femme fatale y la típica buscavidas desgraciada. Me pareció que los cantantes cumplían con solvencia y estaban bien, sin grandes alardes.
Diría que, en el libreto, el personaje esta bien construído: es el resultado de una infancia sin protección, de un padre incestuoso, sin fortuna y sin principios, una joven expuesta a la vida que descubre algo que sí posee: como hacerse y dejarse desear, las pasiones que puede despertar, y que se lanza por la pendiente, en la que todos juegan a vida o muerte cada una de sus bazas.
La convención funciona, y en el primer y segundo actos uno ve desfilar los personajes: el amante poderoso, el artista ingenuo, la Condesa, y demás galería de personajes, todos de una u otra manera dolorosamente enamorados. Y en medio de todos, Lulú, el personaje sin nombre propio, que obtiene su poder, su razón de ser, de la amalgama de amor y pasión que es capaz de suscitar, de donde que obtiene su fortuna y satisface su loca sed de ser idolatrada.
Interesante la peripecia con el mundano Dr. Schön, el su protector en la infancia, y luego su amante cínico. Lulú, en la plenitud de su esplendor, le presiona hasta el límite, se las apaña para que abandone a su prometida, y hace de él su marido -venciendo su mundana y sensata resistencia. ¿Por que fuerza las cosas Lulú hasta ese punto? El tema merecería un ensayo: digamos que quizás intentó suturar su profunda herida de no conocido el ser amada en su ser, sino través de su cuerpo, de su mascarada y su apariencia. ¿Como concebir la posibilidad de ser amada habiendo sido entregada, y habiendo aceptado entregarse a la abyección del crimen?
Ya nada sacia a Lulú, que pronto busca un nuevo aliciente en la fascinación que suscita en Alwa, el hijo del mismo Schön.
Funciona la maquina inexorable de la pasión y la muerte: Schön, demasiado avisado para no ver lo a lo que Lulú se entrega a sus espaldas, pretende darle muerte, pero Lulú se defiende - ¿no es una irrefrenada defensa de su amor propio lo que Lulú hace todo el tiempo?-. Así es finalmente asesinado por ella y sustituido por su propio hijo.
Supongo que sólo quienes hayan vivido intensamente el efecto potencialmente destructivo de la pasión podrán compadecer a los personajes en su ceguera, que los arroja por obra de Lulú al desamor, el dolor, la adversidad y la ruina.
Lulú, la sacerdotisa del rito, que jamas logro la paz al vivir el amor, es finalmente otra víctima del juego. Desorientada sin remedio entre los espejismos de la pasión, no resulta ser mas que otro peón ciego, otra víctima de la misma ceguera, cuando el juego la opone a quien no se fascina por ella y, sin escrúpulos como ella misma, la reduce a su rol final de objeto degradado.
Así funciona, sin que a nadie sorprenda, la obra del odio. El odio como reverso de la pasión sin medida, el odio que aparece para finalmente perderla y destruirla.
Al final del tercer acto, ya terminada la partida, la existencia de Lulú recupera algún sentido a través de la obra de artistas que la amaron. Instantes congelados en que sus amantes contemplan con nostalgia sus propios anhelos perdidos en, digamos, la obra de aquel ingenuo pintor que la amó. A través de su arte fue capaz de contener una belleza que, se comprende al final, en realidad no pertenecía a ella. Mas bien estaba a mitad de camino entre la mascarada de Lulú, su mero soporte, y el deseo insensato de plenitud que se proyectaba sobre ella desde la fantasía de quienes la amaban.

jueves, 8 de octubre de 2009

Mas sobre la Gripe A y otras curiosidades en la Red.

Esta semana, dos sorpresas relacionadas con la informática...
Me robaron el portátil del coche. Le tenía cariño a mi viejo Samsung, pero lo que ha sido una catástrofe ha sido perder tres meses de archivos.
La otra, al intentar encontrar mi blog en Internet buscando mi propio nombre en Google, me he quedado asustado... Aparezco muchas veces veces de las que imaginaba, estan mis e-mails antiguos, eventos donde he estado, cosas que he hecho, está mi perfil de Facebook - esa herramienta de la que todavía no sé bien ni para que sirve, ni cuales son sus reglas de cortesía...
Resulta que el gran Gran Hermano ya esta aquí. Y resulta que... ¡lo mantenemos y desarrollamos entre todos...!
En realidad, lo que quería es llamar de nuevo la atención sobre el tema de la Gripe A.
He visto un video que circula por la Red donde sale Teresa Forcades, que se presenta como monja de Montserrat, y como doctora en Medicina, especialista en Salud Pública. Como monja me parece que representa lo mejor de la religión: una persona que se arriesga por la comunidad. Y como especialista en Salud Pública, a diferencia de la mayoría de los que suelen salir por la tele, se permite expresar sus dudas sobre el espectaculo mediatico que hemos vivido.
Las informaciones y dudas generales que expresa, me parece que van en la linea de lo que dicen las personas sensatas, y además coinciden bastante con mis vagas reflexiones anteriores de este blog. Me parecen moderadas y no parece que busque titulares.
En cuanto a las "informaciones" a las que se refiere sobre compañías farmacéuticas, como en las buenas películas de intriga, parecen siniestramente verosímiles.
Se puede ver el video en http://www.vimeo.com/6790193.
Esta mujer se refiere a investigaciones de una periodista austríaca, Jane Burgermeister, que dice que había trabajado para distintas editoriales médicas. Hay información en Wikipedia:
Esta mujer ha iniciado una demanda contra la compañía farmacéutica Baxter y contra media docena de Agencias Norteamericanas por supuestos delitos de terrorismo biológico, conjura para difundir la pandemia que pretenden combatir, o algo así. Más o menos, como en "Misión Imposible II", vamos.
Curioso.
No sé, a mi me parece que la historia debe ser mas sencilla: creo que estamos ante otra "oportunidad de negocio" donde se ve la combinación de prisa, avaricia y publicidad mal disimulada y escasez de escrúpulos que suele acompañar a algunos de los desembarcos de las farmacéuticas.
Igualito - lo digo al revés para que se me entienda- que Patarrollo y su camino hacia el desarrollo de una vacuna eficaz y barata de la malaria.
Otra interesante perspectiva sobre la gripe y sus vacunas la aporta en su blog un colega, Vicente Baos. Interesante, en http://vicentebaos.blogspot.com/
El que lo contó bien fue el "El Roto", que representaba en una de sus viñetas los típicos potentados que explicaban: "Estamos desarrollando nuevos medicamentos para enfermedades en proyecto".
Como la vida misma.