Heinz Kohut (1913-1981) es otro de las mas influyentes
psicoanalistas norteamericanos del siglo XX. Nació en Viena, donde se formo como médico y psicoanalista,
y en 1940, como tantos otros, abandonó Austria y emigró a Estados Unidos anticipándose a la persecución Nazi.
En EEUU desarrolló una carrera notable y exitosa. Fue presidente
de la Asociación Americana de Psicoanálisis (1965-65) y vicepresidente de la
Asociación Psicoanalítica Internacional (1965-66). Su legado incluye
importantes contribuciones para el Psicoanálisis y, mas allá, para la
psiquiatría de orientación dinámica.
Como otros innovadores (Rogers, Winnicott), su campo de
investigación partió del estudio de personas con trastornos de personalidad,
que en su momento se consideraban en el limite de lo considerado analizable.
Sus aportaciones teóricas propusieron una modificación de la forma de entender
el narcisimo en psicoanálisis y de las formas de transferencia posibles en
personas con organizaciones narcisistas de la personalidad. También propuso
modificaciones técnicas de importancia, desde su manera de entender la relación
analítica.
Antes de describir sucintamente sus aportaciones, es interesante
describir su evolución personal y profesional en la relación con las sociedades
psicoanalíticas de su tiempo. Como
se ha indicado, Kohut fue un psicoanalista destacado, inscrito en las
sociedades psicoanalíticas mas ortodoxas de su tiempo. Sin embargo, como a
otros, a medida que progresaba en su experiencia profesional, su forma de
percibir y pensar la práctica y la
técnica le apartaba del estilo dogmático y autoritario del legado freudiano.
También, como tantos otros, sentía la responsabilidad de no debilitar ni de
introducir polémicas dolorosas en el seno de la comunidad psicoanalítica. Y, como
otros ,lo que hizo fue tratar de situar sus aportaciones de manera que no
entraran en conflicto con las opiniones ortodoxas. Al igual que otros (Melanie
Klein, Winnicott) su investigación le orientó al el terreno de lo pre-edípico,
es decir, al terreno menos específicamente teorizado por Freud. Allí podía
hacer sus aportaciones sin la preocupación de entrar en conflicto con al
Maestro.
Su primer trabajo importante “Analisis del Self” (de 1971) , fue
un esfuerzo para desarrollar sus propios puntos de vista, a partir de su
práctica, tratando de ampliar el modelo pulsional freudiano, especificando que
sus hallazgos se referían a un grupo especifico de pacientes, proponiendo ideas
pensadas para “refinar la técnica”, sin entrar en conflicto con la opinión dominante.
Sin embargo, en su segundo gran trabajo, “La restauración del self” (1977), como
Mitchell destaca, Kohut declara abiertamente que, en su opinión, el modelo
pulsional no podia explicar las observaciones generadas por el trabajo con
pacientes con “trastornos narcisistas”. Y ya no puede evitar la colisión con
las ideas psicoanalíticas dominantes.
Las divergencias son
muy amplias al final de su vida, cuando Kohut publica en la International
Journal of Psychoanalisis el articulo
“Los dos análisis del Sr. K.”. En él explica y muestra con un caso
clínico, las diferencias entre un análisis conducido mediante el método
freudiano ortodoxo y segundo análisis del mismo paciente basado en sus ideas
teóricas y técnicas. Algunos insinúan que el texto no seria otra cosa que una
revisión de su propio análisis contado como si fuera el de otra persona,
argucia que tiene precedentes en la historia del psicoanálisis. El autor escribe
detalladamente en “Los dos análisis del Sr. K.”, un primer análisis basado en la
técnica clásica basada en el análisis de las resistencias a los contenidos
inconscientes de naturaleza edípica (rivalidad, hostilidad inconscientes con el padre), y de sus
correlatos de contenido sexual pulsional. El análisis, correctamente conducido,
termina en una especie de resignada aquiescencia del paciente, con cierta
estabilidad clínica pero sin afectar a los núcleos esenciales de la
personalidad del paciente y sin tocar de manera significativa el estilo
relacional del mismo. Tras algún tiempo el paciente pide análisis otra vez.
Esta vez, el análisis es conducido según las nuevas ideas de Kohut y del
Analisis del Self. El nuevo análisis permitió iluminar aspectos de la
personalidad de la persona de manera nueva y lo que es mas importante, operaron
un cambio terapéutico de una profundidad mucho mayor.
Trabajando con pacientes con trastornos de personalidad como el
anterior, Kohut encuentra que el psicoanálisis clásico freudiano, no lograba en
la practica la profundidad necesaria para poder ayudar a esos pacientes. Tratare
de exponer algunas de sus mas importantes y centrales concepciones.
Para empezar, Kohut en su trabajo con pacientes con trastornos
narcisistas suspende su marco de referencia propio, que, como en el 1º análisis
del Sr. K. ofrecería el repertorio tradicional de interpretaciones clásicas, y
que interpretaría los desencuentros del ese abordaje con el paciente
(irritabilidad, rechazo, indiferencia, aceptación pasiva), como otras tantas
formas de resistencia. En su lugar adopta otro que denomina de “inmersión
empática” o de “introspección vicaria”, que en esencia consiste en abandonar el
esquema clásico de interpretación, no apresurarse a interpretar, y en su lugar
tratar de comprender las cosas desde el punto de vista del paciente. Esta
aproximación empática al paciente es lo que le permitió “percibir el sentido”
de ciertos elementos que antes no
eran considerados.
En segundo lugar, la mayoría de esos fenómenos que no funcionaban
bien al ser considerados en el escenario edípico (en el de la sexualidad, la
rivalidad, entrada a la cultura y la neurosis), pasaron a ser considerados por
Kohut en el terreno preedípico, es decir, el de las condiciones de entrada a la
posibilidad de entablar una relación con los demás. Aquí Kohut se apartó de los
conceptos metapsicológicos freudianos clásicos (Inconsciente, Preconsciente,
Consciente; Yo, Ello, SuperYo) y construyó los suyos propios: el Self, los
Objetos-Self. Y aquí, como subraya Mitchell, su forma de contemplar las cosas comenzó a diverger
claramente de Freud.
En el Prologo de “Análisis del Self”, una obra ambiciosa, llama
poderosamente la atención la forma en que presenta inicialmente el concepto de
Self: como algo que se percibe de manera natural en la práctica analítica. Pero
también algo que produce un concepto de “bajo nivel” en comparación con Ello,
Yo, SuperYo, que serian conceptos de “alto nivel”. Como si fuera ya un concepto
sobradamente sabido, no se preocupa de definirlo mas que lateralmente. Cita
ideas de Hartman (el narcisismo sería “la catexia del self”; el Self no es lo
mismo que el Yo). Cita a Erikson (la imortancia de adquirir y mantener una “identidad”,
así como los peligros a que esta expuesto ese contenido preconsciente). Cita a
Mahler (el tema de la cristalización de una existencia psicobiológica separada
a partir de la matriz de unión madre hijo). Kohut menciona una posible pero
inadecuada confusión entre la “catexia del self” y la “catexia de las fuciones
yoicas”, y se esfuerza por situar el Self en la segunda tópica freudiana, de una
manera que resulta mas bien confusa. Así , segun Kohut, podríamos encontrar
representaciones del Self “diversas y contradictorias, no solo en cada una de las instancias
psíquicas (Yo, Ello , Superyo) sino posiblemente mas de una en cada instancia”.
El Self de Kohut en 1971, ya es “a manera bastante análoga a las
representaciones de objetos, un contenido psíquico distinto de cualquiera de
las instancias”.
A renglón seguido, Kohut subraya otro de sus descubrimientos
clínicos: una falsa oposición entre la libido objetal y la narcisitica. Anuncia
su plan de demostrar como “algunas de las experiencias narcisísticas mas
intensas son relaciones con objetos: objetos que están la servicio del Self y
de la preservación de su investidura instintiva, o que son vividos como
formando parte del Self: los “Objetos-Self”.
Mitchell ubica la obra de Kohut entre los teóricos de “modelo
mixto”, es decir, que trata de preservar su adscripción al campo psicoanalítico
ortodoxo (al modelo pulsional) a la vez que hace aportaciones epistemológicamente
no congruentes con el modelo pulsional. Por ejemplo, destaca que en la
definición del Self de 1977 (“un centro de iniciativa y receptor de
impresiones”), el Self parece ya disponer de algunas de las funciones usualmente adscritas a otras
instancias del modelo pulsional. El Self es ya un agente concebido con
actividad propia, y que no se limita a administrar de alguna manera la energía
libidinal de las pulsiones. Asi tenemos ya la versión mas acabada del Self, un
agente activo que formaría parte de la dotación original del infante, y que lo
hace apto para las primeras y borrosas interacciones. Como diría Goldberg, el
Self es el “locus” de las relaciones. Es mas que una representación, es un
agente puramente funcional que emerge en las relaciones y para las relaciones.
Para Kohut, el infante nace normalmente en un entorno humano
empático y reactivo, que necesita para su desarrollo. Habría una convergencia
entre el naciente Self del infante y las expectativas del entorno, especialmente
de los cuidadores. La repetida interacción con los otros, va poco a poco construyendo
el Self infantil y lo va dotando de sus propiedades de continuidad, cohesión y
resiliencia. Para Kohut, cuando el Self del infante interacciona con objetos,
no percibe una clara delimitación con éstos. Mas bien, el Self se formaría en
esquemas de relación con lo objetos que denomina Self-Objetos. Es decir, se
organizaría una multiplicidad de
esquemas Self / Self-Objetos. En esto vemos con Mitchell un contacto total con las
propuestas preacciónales.
Si no me equivoco, el Self-Objeto podría describirse entonces como
aquella parte del partener que se ajusta (empáticamente) con el infante, tal y
como es percibida y representada por el infante. El Self-Objeto, pues, no es
una creación del infante ya que depende de los otros, y de la forma en que los
otros comparecen y se ajustan a él, pero se construye en el aparato psíquico
del infante y forma parte de él. El desarrollo psíquico y emocional del Infante
se produce por una especie de sintonización Self / Objeto-Self, y depende de la
manera en que éste es capaz de responder o no a sus necesidades y demandas.
(Los seguidores de Kohut abrevian esta descripción y hablan de relaciones de
Objeto-Self para referirse a as relación Self / Objeto-Self)
Kohut describe dos tipos de necesidades narcisísticas que
necesitan ajustarse en este proceso. Primero la de exhibir las nacientes
capacidades y de ser “admirado” por ello. Ello configuraría un núcleo saludable
de “grandiosidad y omnipotencia”. Segundo, necesita forma una representación
idealizada de uno de los progenitores, y experimentar una especie de fusión con
ese Self-Objeto idealizado. Existiría una evolución en estas relaciones a
medida los fracasos el ajuste empático con los otros introduce una
confrontación a la realidad que abre paso a graduales decepciones.
Con el paso del tiempo y la interminable sucesión de sintonizaciones
y pequeñas decepciones, mediante el proceso que Kohut denomina de “internalización
trasnmutativa”, el aparato psíquico se organiza de manera estable y permanente,
alrededor de esas relaciones de Self-Objeto.
Si en un principio Kohut constuyó sus ideas de manera que no
entraran en conflicto con la casa común de la metapsicología freudiana, en sus
últimos años pareció liberarse de esa necesidad, y propuso una verdadera
reinterpretación de la teoría psicoanalítica.
La causa de la aparición de psicopatología, para Kohut sería una
falta crónica de empatía parental. Reinterpretó los rasgos pulsionales que a
veces se encuentra en la clínica
(orales, anales), o los rasgos perversos, no como modos de presentación de
elementos pulsionales elementales desintrincados, sino como el resultado de
fracasos mas o menos graves de la conexión empática con los referentes paternos,
que emergen en la relación como amenazas a la integridad del Self. Por ejemplo,
ante anomalías de constitución, ante la inexistencia de un Self adecuadamente
cohesionado, las zonas erógenas podrían operar como principios organizadores,
como parte del proceso de “desintegración” de la vida psíquica de la persona. Así
se integrarían también los rasgos psicopatológicos de los progenitores. La
inclusión en la crianza por los progenitores, fuera de los canales empáticos de
preocupaciones por la alimentación, la excreción, la disciplina etc. podría
inscribirse en el infante como síntomas o rasgos perversos disociados, sin
necesidad de proponer una disposición pulsional perverso polimorfa innata.
Kohut se mostró critico con la concepción fatalista de hostilidad,
rivalidad y culpa del Edipo Freudiano. Para Kohut, la pretensión freudiana de
ubicar el psicoanálisis en el campo de las ciencias naturales, adoptando un
punto de partida quasi-biológico, al hacer de la pulsión el centro del sistema
teórico, en lugar de construir un “Homo Natura” en interacción con su entorno,
construyo un “Hombre Culpable”, en lucha contra sus fuerzas instintivas, nunca
suficientemente domesticadas, hacia una madurez caracterizada por hacer virtud
del hábito de la renuncia instintiva. Kohut opone a ello la concepción de un”
Hombre Trágico”, que trata de poner en marcha el programa de vida que alberga
en su profundidad, nunca con bastante éxito.
Kohut también revisó la concepción Freudiana del Complejo de
Edipo. Para Kohut, la visión freudiana del Edipo como conflicto inevitable y
normativo es pesimista y en realidad solo describe bien las formas
disfuncionales de emergencia de la crianza. Kohut se pregunta por que no tomar
en cuenta las formas exitosas de atravesamiento de la infancia y emancipación.
Por qué no tomar en cuenta los fenómenos de legitimo orgullo y reconocimiento
paterno, de triunfo de la transmisión a la siguiente generación. (Y opone al
mito de Edipo el de Ulises y Telémaco).