lunes, 10 de febrero de 2014

TESALONIKA, GRECIA; MESA REDONDA. LA CRISIS ECONOMICA EN EUROPA Y SU IMPACTO SOBRE LA SALUD MENTAL.


Nuestro colega griego Stelios Stylianidis ha tenido el acierto de organizar una mesa redonda sobre la Crisis Económica en Europa y sus implicaciones en salud mental. Ha invitado a representantes de Rusia, Turquía, Serbia, Grecia, España, Italia y Portugal. También invitó a Costas. Lapavitsas, economista griego, profesor en Londres.
Una primera nota curiosa es ver como la crisis de la salud mental se ha abierto paso hasta las ocupar las prioridades en la agenda de las sociedades medicas menos orientadas hacia lo social.
Por su interés, voy a resumir las impresiones después de unas seis horas de comunicaciones y discusiones. En realidad, la parte de analizar el impacto de la crisis económica sobre la salud resultaba bastante sencilla. Es un impacto brutal. Una de las cosas que contaban es que se está dejando de vacunar a grupos poco accesibles se niños, con lo que puede ello representar a medio plazo en el control de enfermedades transmisibles.
Se puede asumir el impacto sobre la salud mental que supone para las personas el deterioro económico brusco y la entrada imprevista en una situación de pobreza. En España se informa del incremento de patologías de depresión, ansiedad y estrés. Es lógico, es como decir que si te pasan malas cosas, estas fastidiado.
Otra cosa es establecer pruebas académicas. Algunos autores tratan de exigir “pruebas” de la relación entre la crisis y el deterioro de la salud mental. Por ejemplo, que los incrementos en tasa de suicido tienen con la crisis una relación causal. (La presentación de Barbato, a la que hago alusión mas delante, va en esa línea).


(Miguel Xavier, Angelo Barbato, Stelios Stylianidis y Ricardo Guinea)

Pero para la mayoría de los ponentes y asistentes, la relación entre el sufrimiento de la gente y la crisis se daba por admitida.
La sensación es que, en todos los países, los efectos de la crisis son parecidos en términos de efecto sobre la población, en grado diverso y con impactos de dureza distinta. La poblaciones sufren por la deprivación de medios económicos y materiales que consideraba antes asegurados. Es un duelo por pérdidas que no tienen nada de abstractas. Hay un impacto directamente material, que golpea especialmente a los mas vulnerables, a veces dramáticamente. Además, como en el síndrome de indefensión aprendida, la persona siente que nada de lo que ha hecho tiene que ver con los que le pasa, ni nada de lo que pueda hacer podrá remediarle.
En Grecia, donde la crisis ha impactado de manera más brutal, la economía se hunde sin remedio, y mientras se hacen esfuerzos financieros enormes para mantener viva la ilusión de que se van a devolver las deudas contraídas, se extiende la pobreza, el desempleo entre los jóvenes asciende a casi el 60%, la economía se hunde sin remedio aparente y las consecuencias sociales son dramáticas.


Los colegas griegos informan que, es ese contexto, los presupuestos para sanidad pública se han reducido en un 40%. Hay problemas de acceso a la atención médica, más a la especializada; hay problemas de acceso a tratamientos y medicinas. En relación con la salud mental, toda referencia a la reforma psiquiátrica que se estaba implementando ha sido barrida, y solo queda el patético compromiso contraído con la UE de cerrar los tres hospitales psiquiátricos que quedaban abiertos  de los tiempos previos a la reforma, que en 2015, sin ninguna previsión de medios comunitarios para atender a la gente que tenga que salir, deben ser cerrados. Se reportaban decenas de casos extremos, como la presión para dar el “alta hospitalaria” por criterios administrativos (haber agotado el tiempo máximo de estancia hospitalaria) a una persona anciana, sin familia, psicótica y gravemente enferma físicamente.
A juzgar por lo oído, en este momento España tiene el segundo puesto en el lamentable ranking de la desventura: aunque el efecto sobre los presupuestos sanitarios no alcancen el nivel griego (en 2012, según mis datos, los recortes rebasaban el 10%, ahora debe ser más), los efectos del paro son dramáticos y serán acumulativos en el tiempo.
En comparación, los italianos y portugueses no se las ven de momento tan negras, pero se manifestaban conscientes de la importancia de la situación, por lo que aparece en su horizonte. Angelo Barbato, presento un estudio del impacto de la crisis en Italia, usando algunos indicadores: de deterioro de la calidad de alimentación cotidiana (dietas pobres, con pocas frutas y verduras), deterioro de la situación dental de los niños, aumento del uso de drogas medido ingeniosamente por detención de sus metabolitos en el las aguas residuales de las ciudades.
Una visión muy interesante es la del representante portugués, el Prof. Miguel Xavier, de Lisboa. Comentaba que él había trabajado en Latinoamérica en la época posterior de las terribles crisis regionales de la finales del siglo pasado, y que la actual situación en Grecia le recordaba mucho a lo que paso allá. En particular por la sensación de perplejidad de todos (“Pero…  ¿cómo es posible que este pasando esto”?), la aplicación de políticas macroeconómicas neoliberales de ajuste puro y duro, y el deterioro inexorable de la situación social, sin que aparentemente hubiera nada que pudiera impedirlo.

Para afrontar las consecuencias para los colectivos mas vulnerables en salud mental, nuestros colegas griegos le están echando imaginación. Una de las ideas que están desarrollando es la colaboración con lideres religiosos. Éstos han aceptado colaborar,  y ahora el próximo paso es facilitar a los religiosos alguna formación de manera que puedan actual como lideres comunitarios y organizar redes de ayuda mutua.
Por mi parte, expuse una versión sobria de lo que pasa en España, con datos sobre la evolución en España de pobreza, pobreza infantil, incremento de la criminalidad, del suicidio, la reducción de gasto público en sanidad, reducción de la cohesión social, problemas de vivienda, crecimiento de la pobreza, familias en las que nadie trabaja, evolución de salarios, etc.
Me esforcé en combatir con datos la idea de que la crisis haya tenido algo que ver con que el estado de bienestar español ha sido demasiado esplendido. En realidad, el gasto social español ha estado por debajo de la media europea siempre. Y el endeudamiento de las administraciones españolas se fue reduciendo regularmente en los diez años anteriores a la crisis. En realidad, la crisis de los servicios públicos se desencadena por el deterioro de la situación financiera española (empezando por la de los bancos), la exigencia de la Troika de garantizar con fondos públicos la deuda española (generada en principio sobre todo por la deuda privada y una política de crédito privado muy irresponsable, y no por la deuda pública). Y con el deterioro de la economía, cae la recaudación fiscal, y ya no se pueden pagar los servicios que antes se pagaba sin problemas. Además, una de las consecuencia de la crisis, es el incremento de la economía sumergida, que ya es el 24% de la economía del país, lo que es un problema porque no paga impuestos y no ayuda a sostener los servicios.

La intervención del economista Costas Lapavitsas fue muy interesante. En su opinión, la crisis de los estados periféricos y del sur de Europa no tiene nada que ver con los hábitos de los “holgazanes” españoles o los “corruptos” griegos.
En su visión, la crisis económica de los países del sur de Europa es una consecuencia inevitable de un mal diseño de la zona euro y de la una idiosincrasia económica germana aparecida en el momento y tras la reunificación de las dos alemanias. A ver si consigo resumirlo.
La creación del euro respondía a intereses económicos del la postguerra europea, en la que algunos países (Francia) lideraron la idea de una moneda única que mejorase la complejidad de las transacciones comerciales con distintas monedas y tipos de cambio.
En su opinión, la creación de euro se convirtió en un proyecto político con un diseño económico muy deficiente. Cada país entregaba a un regulador central mal preparado la política monetaria doméstica, perdiendo uno de los mecanismos de compensación económica entre los distintos países: la fluctuación del cambio de las monedas nacionales.
Una de las herramientas que se pactaron para mantener la estabilidad entre los países fue el compromiso a mantener (cada país por su cuenta) bajo estricto control la inflación nacional de todos los miembros.
Esta disciplina se ha mantenido mas o menos. Los países del sur han tenido inflación anual ligeramente mas alta que el objetivo propuesto, que ha sido seguido casi perfectamente por Francia. Pero en Alemania, tras la unificación, hubo un acuerdo nacional (gobierno, sindicatos, patronal), de manera que se mantendría una gran contención salarial, con tasas de inflación bajas respecto del objetivo común europeo.
El efecto, pasados unos cuantos años, ha sido que los costes laborales en Alemania se han mantenido año tras año comparativamente muy bajos, a diferencia de los demás países, en los que los costes evolucionaban con la inflación o por encima, subiendo relativamente. Al principio, el efecto de un punto o dos cada año de diferencia, era irrelevante, pero tras mas de quince años, resulta que la diferencia se ha acumulado y ahora los costes son muy desiguales.
El resultado: en muchas áreas de la economía, los países del sur no pueden competir con Alemania. Ello ha producido una evolución positiva de la balanza exterior de Alemania (con un gran superávit comercial), y lo contrario en los países periféricos, que se han ido endeudando poco a poco, tomando prestado… de Alemania. En un determinado momento los bancos alemanes se empezaron a preguntar si iban a cobrar los prestamos y empezaron a restringir el crédito, y entonces los países deudores (nosotros) nos hemos encontrado con que no podíamos refinanciar la deuda,  y en riesgo de bancarrota.
La intervención del DCE tras muchos titubeos ha conseguido estabilizar la situación en varios países con dificultades (como nosotros). No en Grecia, donde la deuda sigue desbocada.
Pero ahora, tras la estabilización, ¿como se hará para pagar las deudas nacionales? Hay que recuperar la competitividad para vender cosas mas que los vecinos y hacer caja para tener efectivo y pagar. Una estrategia nacional normal para mejorar la competitividad es la devaluación de la moneda nacional. El país (todos a la vez) se vuelve mas pobre respecto de los vecinos, pero automáticamente vende mas barato que sus competidores y puede empezar a recuperarse.
Pero al tener una moneda común, ese mecanismo no es posible. Y entonces la única manera de pagar la deuda es reducir gastos nacionales, austeridad pura y dura; hay que rascarse el bolsillo, subir impuestos, reducir salarios, reducir gastos. Pero la política de recortes es un círculo vicioso que ya conocemos: baja la demanda interna, la económica se enfría, aparece le desempleo, se recauda menos por impuestos, hay que recortar más para pagar, etc.
En su opinión, España, Irlanda y otros países, que están teniendo éxito en contener el incremento de la deuda, están controlando la llegada al abismo, pero el problema es que es una política que no mejorará la economía real del pais, que sigue en estado comatoso, porque el problema esencial (la diferencia de productividad con Alemania) solo se mantiene a raya, pero no se reduce. Con suerte, en estas economías, la economía no se deteriorará mas de lo que está, pero no se ve como, por ejemplo, se podrá recuperar el empleo a cifras anteriores. Es decir, que la crisis ha venido para quedarse.
Para mas dolor, C. Lapavitsas opina que ahora Francia se encuentra en parecida situación que los latinos. Y si se deteriora la economía de Francia, la cosa se pondrá aun peor.
Lapavitsas esta bastante pesimista. Opinaba que las formas de que se pueda corregir la situación existen en la teoría, pero no se ve un horizonte en que se puedan producir. Una posible solución sería que Alemania cambie su política suba los salarios, pero opina que es algo contrario a su idiosincrasia económica. Ellos creen que están haciendo lo correcto. Otra posibilidad (en la tradición Keinesiana)  sería, una especie de nuevo Plan Marshall europeo, un importante empujón de inversión publica que active la economía, especialmente en los países en recesión que no pueden hacerlo por si mismos sin aumentar peligrosamente su endeudamiento exterior. Pero parece que no se ve en el horizonte nada ni parecido. Otra posibilidad seria una salida ordenada del euro de los países que introducen y sufren del desequilibrio, para que, al disponer de nuevo de una moneda nacional, tengan la posibilidad de defenderse. De nuevo, de esto ni se habla.
Lapavistas apuntaba que lo mas probable es que, como ha sucedido tantas veces en la historia, lo que pase es algo completamente inesperado e inimaginable, que venga a estabilizar al situación de alguna manera. No aportó ninguna visión de lo que pudiera ser eso.
En todo caso, me voy de allí con la sensación de que algo muy grave esta pasando en Europa, ya que los resultados de las políticas comunes no están conduciendo a una situación de convergencia social; al revés. Las diferencias entre el norte y el sur no se están afrontando, no se ve solidaridad social entre Europa y Grecia, se esta ignorando la catástrofe social griega (ni la española), y así no van a ir bien las cosas.


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