Este año estoy
teniendo el placer de colaborar en un seminario de formación con la Asociación
QUIDEM, Esquela Aragonesa de Psicoanálisis Aplicado de Zaragoza. www.quidem.org Ello me da pie a pensar en el
tema de la formación en las disciplinas “Psy” y la transmisión del estilo de trabajo que puede aportar la
perspectiva psicodinámica actual.
El
psicoanálisis ha sido y es una de las referencias inevitables para pensar la relación interpersonal, la organización de la mente humana y la clínica posible para su terapéutica. Ello
en un panorama actual que incluye muchas otras perspectivas (las psicodinámicas en si son multiples y variadas, la conductual, la
cognitiva, la biológica…) donde, como afirma Kuhn, no es posible dirimir por
medio del procedimiento científico estándar la validez relativa de cada una de
estas perspectivas o escuelas, a menudo descritas o percibidas como en
oposición entre si. A mi juicio, esta
oposición, mantenida durante los últimos cincuenta años no ha producido hasta
ahora un debate lo suficientemente esclarecedor.
Todo profesional que tiene como medio de trabajo la relación humana, percibe
tarde o temprano la importancia de disponer de un modelo de compresión de su
trabajo que de cuenta de dos aspectos de la cuestión: por un lado de la
complejidad de los fenómenos en el “lado cliente”, que incluye la necesidad de
entender como el “cliente” esta entendiendo lo que sucede, y mas aún, de entender
fenómenos como los de “resistencia” a la tarea o al cambio, o los artefactos en
la relación con el profesional, ya sean de tipo fundamentalmente afectivo (idealizaciones, actitud defensiva, hostilidad), conductuales (la aparición de “actings”) o fenómenos
menos frecuentes y bizarros (como pueda ser la aparición de fenómenos
delirantes o erotomaníacos en la relación terapeutica). Pero también la
existencia de fenómenos en el lado del profesional, a menudo mal reconocidos o
ignorados, como pueda ser al ansiedad en la relación con el cliente, la
dificultad en el establecimiento de una verdadera alianza de trabajo con éste,
o el desarrollo inconsciente de actitudes que desvían de la verdadera
naturaleza del trabajo, como el autoritarismo, la sobreimplicación, la
distancia o disociación afectiva (a menudo confundida con neutralidad
profesional) o en casos extremos, el “Síndrome de Burnout” o queme profesional.
Tras casi 30
años de trabajo en distintos contextos profesionales (la medicina de familia,
la psicoterapia, el psicoanálisis, el trabajo con familias, el trabajo en
programas de servicios sociales, el trabajo con adolescentes, el trabajo
clínico con pacientes psiquiátricos, la rehabilitación psicosocial, la práctica
de la supervisión), tengo la sensación de estar desarrollando una forma
pragmática de aproximación a la entrevista clínica, que puede ser formalizada y
transmitida.
Esto
representa para mi una ocasión de revisar conceptos básicos en varios ámbitos.
Uno, lo que constituye la base fundamental de las técnicas de terapia a través
del habla, que en la era moderna tiene como una de las raíces fundamentales la
teoría psicoanalítica. Dos, los conceptos básicos de la entrevista interpersonal,
conceptos que conciernen y tienen su espacio de aplicación en ámbitos muy
diversos, desde la psicoterapia propiamente dicha, toda clase de intervenciones
psicosociales (de educadores sociales, terapeutas ocupacionales, trabajadores
sociales, psicólogos, médicos, psiquiatras).
Mi
planteamiento para este curso, que se corresponde con mi idea de lo que sería
la formación óptima es:
·
Es
oportuno plantear un modo de formación interdisciplinar centrado en la
entrevista clínica. Mi concepto de “entrevista clínica” se aplica a todas
aquellas situaciones profesionales en las que se produce un proceso de
interacción profesional-usuario en el que se esperan cambios en la organización
psíquica del segundo que le permita afrontar de manera mas funcional sus
problemas y síntomas (psicológicos, sociales o relacionales). Ello incluye como
foco principal todas las formas de psicoterapia reglada, incluyendo al
entrevista psiquiátrica, pero también todas las demás intervenciones en las que
la comunicación tiene un papel importante (la entrevista en servicios sociales,
las intervenciones en la rehabilitación
psicosocial de las personas con problemas psiquiátricos discapacitantes, en el
acompañamiento terapéutico, la educación social, etc.)
·
Que sea
actual, es decir que no se limite a repetir los desarrollos de autores que
producen sus elaboraciones en momentos acotados de la historia de su
disciplina, sino que tenga en cuenta todo lo posible los desarrollos
contemporáneos. En ese sentido, he ido complementando y enriqueciendo mi
formación básica como psicoanalista (basada en Freud y Lacan), con una revisión
cada vez mas amplia de autores psicodinámicos más o menos clásicos (Ferenczy, Klein,
Fairbairn, Sullivan, Winnicott, Rogers, Bowlby, Kohut...) y contemporáneos (muy
centrada en la figura y los análisis teóricos de Stephen Mitchell y otros
psicoanalistas relacionales o intersubjetivistas contemporáneos, sin excluir
las aportaciones de aproximaciones neuropsicológicas de distintos estilos, como
las de Alan Schore, Peter Fonagy, Antonio Damasio o Daniel Siegel).
·
Que sea
interdisciplinar: que los conceptos que trabajemos no se encuentren
demasiado sesgados a una u otra de las múltiples escuelas de pensamiento sobre
el tema, o sobre uno u otro de los contextos de trabajo ya mencionados, sino mas
bien, que permitan cierta interlocución entre ellas y que, más que especializar
en un lenguaje especifico, permitan familiarizarse con los fenómenos comunes fundamentales
que se ponen en juego en este tipo de prácticas. Obviamente, existe una
limitación en lo que se puede abarcar en un seminario de diez sesiones. Pero un
enfoque como el que propongo puede centrarse en el examen de una docena de
conceptos esenciales que puedan operar como base que los nuevos practicantes
puedan enriquecer progresivamente con su práctica y lecturas mas exhaustivas.
Sin perder de vista que en este tipo de prácticas, la formación continua
debería ser la regla.
·
Que sea orientado
a la práctica, con acceso a materiales sobre los que trabajar los
conceptos. En este sentido, la aproximación que propongo en el seminario es muy
abierta teniendo en cuenta los múltiples contextos en los es importante una
buena formación en entrevista clínica la comunicación. Trabajar con materiales
audiovisuales y escritos, procedentes de varios contextos (la psicoterapia
analítica, la entrevista en servicios sociales, el trabajo con familias,
parejas, etc.)
·
Que cada
seminario de trabajo sea una unidad relativamente independiente, de manera
que el alto contendido práctico permita a los alumnos sentir que es posible
incorporarse en cualquier momento del curso sin la sensación de pérdida de
continuidad.
Como un
ejemplo de por donde va el seminario de este año, podría servir como ejemplo el recorrido que hemos hecho hasta ahora:
·
Énfasis
en los principios básicos, sobre la ubicación del profesional en la red de
servicios públicos y privados que se ofrece al ciudadano contemporáneo,
conceptos de salud psico-social, de red social, comunidad, etc.
·
Hemos
establecido como referencia inicial el tipo de intervención descrita por Carl
Rogers, tal y como la plantea en su “Psicoterapia centrada en el Cliente”.
Ello no implica que Rogers sea la referencia a seguir, sino que al tratarse de
un autor muy pragmático y relativamente ateórico, permite situar sobre el
tablero muchas de las cuestiones centrales que serán analizadas posteriormente desde
diferentes perspectivas y diferentes autores.
·
Modelos
de descripción del aparato psíquico, comenzando por al revisión de las
teorías de la comunicación, los fenómenos que aparecen la relación terapéutica;
empatía, transferencia, proyección, resistencia, demanda. Repasamos las condiciones para una escucha útil; el
papel de lo no dicho y de lo Inconsciente en el proceso y en la vida psíquica
de al persona, sin perder de vista los distintos modos de comprender lo
Inconsciente y su posible manejo técnico; modelos de aparato psíquico y
operadores para su descripción; modelos para comprender el cambio del paciente;
el papel de las emociones en el proceso. En este sentido, la apuesta es por no
conformarse con un solo modelo posible de descripción, y aceptar el reto la
complejidad de examinar distintos modos de comprender lo psíquico, con la
esperanza de que se haga bueno el aforismo de que “no se puede decir que se
comprende un fenómeno hasta que no se es capaz de describirlo al menos de dos
maneras distintas de manera coherente”.
·
Examen crítico de conceptos clásicos usados describir la actividad psíquica. Por
ejemplo, al examinar el papel del complejo de Edipo, revisar varios planteamiento,
comenzando por el modelo pulsional clásico de Freud, pasando por sus
reinterpretaciones (como el modelo estructura de Lacan) son omitir revisiones
criticas, como pueda ser la de H. Kohut.
·
Y dando mucha importancia a los materiales clínicos. Hemos empezado por
estudiar casos de la serie norteamericana “In Treatment”, ( http://es.wikipedia.org/wiki/In_Treatment
) que a pesar de ser una dramatización para televisión, en mi opinión describe
bien y con gran calidad las situaciones clínicas habituales de una manera
bastante realista y muy útil para el estudio en grupo. Y al tratar de una
dramatización, elude bastante los habituales sesgos de escuela, tan frecuentes
en las publicaciones disponibles. Pero usaremos otros materiales clínicos de la
bibliografía, incluyendo casos prácticos de mi práctica o de la de los alumnos.
El seminario de este año esta resultando para mi un reto estimulante,
ya que como se puede ver, no se trata de la repetición de un plan de formación
clásico, sino que responde a un propósito de sensibilizar al profesional de los
fenómenos que se desencadenan en la relación profesional y dotarle de
herramientas básicas para conducir las intervenciones. Espero que a fin de
curso, la valoración de los participantes sea positiva.