domingo, 27 de marzo de 2011

"Un lugar para vivir"... (Lo claro, lo oscuro y las zonas grises)


Los colegas de la Asociación Canaria de Rehabilitación Psicosocial han realizado con notable éxito su 2ª Congreso. Muy a su pesar, tuvieron que cerrar la inscripción para no exceder el aforo.

"Un lugar para vivir" se refería en este caso al estado de la cuestión sobre formas de apoyo al alojamiento a personas con enfermedad mental grave. Las mismas que hasta hace menos de 30 años tenían como perspectiva el asilo o el manicomio.

LO CLARO...
La primera impresión es un poco “...hay que ver lo que hemos avanzado!”. Las presentaciones de colegas de varias comunidades autónomas muestran como una generación de profesionales ha asimilado la experiencia de los modelos de los que tratábamos de aprender hace apenas 10 años y como nuestra importación del modelo de Rehabilitación Psicosocial ha arraigado y ofrece éxitos importantes. Hay ya nubes de bits en la Red sobre el tema (www.fearp.org o www.wapr.info solo para empezar...) Respecto de los tiempos del manicomio, esta jornada ha demostrado de nuevo que la apuesta de Basaglia de que “las cosas se podían hacer de otra manera” -y mucho mas satisfactoria- era correcta. La Jornada ha mostrado como personas con enfermedad mental y con historias prolongadas de exclusión social, incluyendo desde institucionalizaciones prolongados o vida en la calle, han podido ser apoyadas exitosamente con oportunidades para desempeñar vidas normalizadas y ahora viven ahora en alojamientos “hogarizados”, compartidos en excelentes condiciones de dignidad y autonomía, con su enfermedad “controlada”, niveles de supervisión aceptables y a un coste social razonable.

Me agradó comprobar como mi contribución sobre el concepto de “Recuperación” (Recovery) no solo ya es conocido por muchos profesionales, sino que además sus valores ya forman parte de sus acervo profesional -por intuición, formación o experiencia- . Otras contribuciones -sobre trabajo con familias, o formas de intervención con personas “con difícil acceso” o “poco adherentes” a los tratamientos, o a recursos públicos, resultaron enormemente sugestivas.

LO OSCURO.
Los nubarrones en el horizonte se llaman, por supuesto, la crisis económica y las preguntas sobre la sostenibilidad (o la extensión futura de lo sostenible) del Estado de Bienestar. Presupuestos congelados, preguntas sin respuestas (políticas) sobre previsiones relacionadas con la política de gasto futuro, previsiones de recortes o incluso la sospecha de agendas ocultas para el recorte de prestaciones sanitarias y sociales, se insinuaron en los debates de la Jornada y se continuaron en los “pausas cafe” (que, por cierto, en Canarias se dicen “enyesques”) y en las conversaciones posteriores. Un poco de desconcierto. ¿Debemos ser militantes? ¿Exigir no retroceder ni un centímetro de Estado de Bienestar? ¿A quien se lo exigimos? ¿Al Gobierno?, ¿a los partidos políticos, ¿a las comunidades autónomas, ¿a Moody’s?

Como profesionales, nuestra misión es prestar los mejores servicios posibles con los recursos disponibles; y si nos nos ponemos estupendos, podemos además contribuir investigando sobre los procedimientos, condiciones o resultados de nuestra práctica para ver si podemos extraer lecciones de la experiencia y mejorar las prácticas futuras. Pero la experiencia no apoya precisamente la idea de que sea habitual extraer lecciones precisamente de la experiencia.


No sabemos como serán las cosas para la Sanidad o los Servicios Sociales en los próximos tiempos, pero hay razones para sospechar que los que vienen serán mas difíciles. Un asistente al congreso animo a “indignarse” con Stéphane Hessel, y puede que no le falte razón. (Habrá que leer su manifiesto).


...Y LAS ZONAS GRISES.

Las presentaciones sobre trabajo con personas con enfermedad mental en diversos encuadres han sido interesantes. Tenemos los Equipos de Atención Social Comunitaria de Madrid, tenemos los Centros de Rehabilitación Laboral, tenemos los programas de atención a personas con enfermedad mental sin hogar, tenemos los programas de alojamiento protegido, supervisado, etc...

El trabajo en la calle parece un trabajo de guerrillero, donde las vidas de las personas se cruzan y entrecruzan. Me produce una sensación extraña ver como el Sistema puede apoyar de manera efectiva a determinadas personas con Enfermedad Mental grave que han estado años en la calle - no a todas, no sé si a muchas - mientras uno ve en el espacio propio trabajo diario desde los servicios sociales como el proceso de exclusión va operando sobre las personas - con sus complejas interacciones entre el infortunio social, el desempleo y su cola de facturas sin pagar, enfermedades físicas y problemas de salud mental sin filiar, el deterioro de la edad y sobre todo la gran pobreza de red social.

En la guerrilla, las cosas no están tan claras como en otras guerras. Si los colegas de los EASC explican como vigilan con esmero el perfil de inclusión de los usuarios como medio de mantener la calidad y la fidelidad de la prestación a su programa. Sobre todo, ¡cuidado con los trastornos de personalidad! m
Se comenta la necesidad de mantener las "patologías comunes de salud mental" por fuera de este tipo de programas altamente específicos. A mi, desde otro punto de la trinchera, me parece ver como se va desdibujando el futuro de las personas en situación de riego social, con una o varias de esas “patologías comunes” de salud mental, como el riesgo de deterioro se va materializando, como algunas de las cosas que pueden salir mal van saliendo mal, y como a veces temes no poder ayudar a parar el deterioro de la persona.

Irónicamente, el el otro extremo del camino, los colegas que trabajan con la gente deteriorada de la calle, ponen en primer término -con razón- cosas como la vinculación, el cuidado en la aproximación o la paciencia ante el rechazo (del usuario), y el tema del diagnostico queda bastante mas desdibujado.

Al final aparecen el temas como lo de lo “sociosanitario” o del "espacio comunitario” que son temas donde, me parece, hará falta mucha reflexión...


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